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María José Landaburu, secretaria general de la unión de autónomos y autónomas UATAE.
En un momento en el cual la legitimidad de la lucha feminista va ganando terreno, el ámbito de la reivindicación debe ser lo suficientemente extenso para que no deje a ninguna de nosotras fuera. En este sentido, el marco de la huelga del 8M no puede darse a través del prisma de sectores económicos o sociales, sino desde la amplitud de un feminismo que nos englobe a todas.
Por ello, es necesario primero hacer también hincapié en el plano laboral y profesional. Las reivindicaciones, déficits y desigualdades que afectan a las trabajadoras autónomas, han sido tradicionalmente apartadas de los ámbitos reivindicativos globales, excluidas de los espacios políticos donde defender nuestros derechos. Aisladas en un mundo de hombres y representadas por hombres, y privadas por ende del derecho constitucional a la huelga que debería correspondernos como ciudadanas de pleno derecho.
Las mujeres autónomas somos esencialmente trabajadoras, muchas emprendedoras por obligación y no por vocación, asumimos actividades vinculadas a los cuidados, a las dependencias, a las consultorías, hacemos posible que las unidades familiares y productivas funcionen. Pero sin embargo sufrimos la mayor brecha en la participación del empleo, solo somos el 35%, cobrando casi la mitad que los hombres por el mismo trabajo. Para colmo, somos las más pobres de las jubiladas, un 26% inferior a la de los hombres, que ya es un 41% menor con respecto a los asalariados. Nuestros trabajos son precarios, de encasillamiento permanente y nuestras cotizaciones y derechos insuficientes e incompatibles con un desarrollo profesional y personal pleno.
El feminismo es y debe ser la pugna por la ampliación de los derechos civiles, sociales, económicos y políticos de las mujeres, y la lucha contra la desigualdad en todos sus términos. La pelea contra el machismo y la profundización democrática por la igualdad efectiva, constituyen elementos básicos de una conformación, que más que teórica constituye un arma imprescindible para el desarrollo digno de los pueblos.
Hay muchas maneras de enfrentar la huelga, todas son legítimas, imprescindibles, y muchas autónomas el 8M pararemos nuestra actividad. Nadie podrá estimar en las estadísticas cuántas somos, pero estaremos unidas. En un mundo que ha hecho históricamente invisibles a las mujeres, esta vez ningún número puede invisibilizarnos a ninguna, tampoco a las mujeres autónomas. Estaremos, codo con codo, luchando desde un feminismo que nos engloba a todas.
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