UATAE reclama que la Estrategia de Salud Mental no se olvide de los autónomos

  • Señala como un “avance” que el documento aprobado hoy por el Gobierno incorpore la relación entre salud mental y trabajo pero advierte de la necesidad de medidas específicas para el autoempleo
  • Ha solicitado una reunión con el Ministerio de Sanidad para trasladar “propuestas concretas”
  • Landaburu: “La salud laboral en el trabajo autónomo sigue siendo una asignatura pendiente de la administración, y los factores de riesgo de salud mental se multiplican en el colectivo”

Madrid, 3 de diciembre de 2021

El Consejo de Ministros de hoy ha aprobado, después de que ayer le diera luz verde el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS), la nueva Estrategia de Salud Mental 2022-2026, en un contexto de preocupación social creciente hacia la salud mental. Para la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (UATAE) supone “un avance claro” que el documento que debe marcar la hoja de ruta del Gobierno central y las comunidades autónomas hacia este asunto recoja por primera vez la perspectiva de género o la importancia de la salud laboral en el entorno laboral, pero sobre esto último reclama que “no se olvide” de los trabajadores y trabajadoras por cuenta propia. Para UATAE, en palabras de su secretaria general María José Landaburu, “no se podrá abordar el problema de la salud mental en el trabajo si dejamos al margen las dificultades específicas de más de 3,3 millones de trabajadores y trabajadoras de este país”. Por ello, UATAE trasladará al Ministerio que dirige Carolina Darias “propuestas concretas” para el colectivo.

A falta de conocer la letra pequeña del texto aprobado, UATAE ha podido consultar un borrador de trabajo del CISNS que trascendió esta semana a medios de comunicación en el que se pone de manifiesto que el trabajo y el entorno laboral constituyen un determinante de la salud mental de las personas y menciona como factores de riesgo el estrés, “las demandas crecientes de flexibilidad” derivadas del teletrabajo, el incremento en el volumen y velocidad de la información y la utilización de la externalización y la subcontratación, o las “tensiones sobre la distribución del tiempo de trabajo en horarios difícilmente compatibles con las necesidades familiares y sociales”. María José Landaburu recalca que todos estos elementos “forman parte del ADN del trabajo autónomo, agravados por la precariedad estructural del colectivo en términos de protección social e incertidumbre” y, sin embargo, la nueva Estrategia de Salud Mental parece centrarse fundamentalmente en el trabajo asalariado al plantear que las “intervenciones” en esta materia corresponden a “las empresas” y deben formar parte de una “estrategia integrada de salud y seguridad que abarque la prevención, la detección temprana, el apoyo y la reincorporación o readaptación”.

“De nuevo”, valora la máxima responsable de la Unión de Autónomos, “se invisibiliza que hay personas que trabajan por cuenta propia y no disponen de herramientas efectivas que garanticen un desempeño laboral saludable y seguro”. Desde UATAE ya ha señado en diferentes ocasiones -a propósito, por ejemplo, de los datos de siniestralidad laboral- el modelo actual de salud laboral  en el autoempleo que apela a la responsabilidad individual de cada trabajador autónomo “es insuficiente y pernicioso, porque la salud laboral del colectivo es invisible para la administración al no acompañarse ni de un marco normativo garantista ni de políticas activas de concienciación, formación y asistencia en materia de prevención de riesgos laborales”. En el caso de la salud mental, advierte Landaburu, “no podemos caer de nuevo en que sea un problema de cada cual, cuando vemos que los factores de riesgo se multiplican”. Por todo ello, desde UATAE tienden su mano al Gobierno y las comunidades autónomas para buscar soluciones. “Creemos que hay voluntad política, y ofrecemos nuestra visión del colectivo para ayudar a pasar de los discursos a la acción”, concluye Landaburu.